Puertas correderas: origen e historia
Puertas correderas: prácticas… y antiguas
El desarrollo de las ciudades y los mercados dio un renovado interés en este tipo de puertas. Debido, cómo no, a su ahorro de espacio y para satisfacer las tendencias de diseño contemporáneo. Los modernos barrios residenciales utilizaban las puertas correderas en ambientes pequeños (baños, trasteros y lavanderías) y como ilusión de amplitud para espacios grandes y luminosos. El uso de puertas correderas también resuelve el problema de abrir y cerrar las puertas batientes tradicionales. Ayudan a crear una barrera cómoda, funcional y no estructurada.
Los beneficios de instalar puertas correderas también han llevado a muchos fabricantes de automóviles a adoptar soluciones similares, especialmente en furgonetas. En este caso, las puertas correderas laterales aumentan la practicidad del coche, facilitando el acceso al interior.
Sin embargo, las puertas correderas no pueden definirse como una invención moderna. Todo lo contrario. Sus orígenes se pierden en la historia griega y romana y hasta la fecha es difícil de rastrear con precisión. En la ciudad de Pompeya todavía es posible observar hoy rastros de pistas que atestiguan la presencia de sistemas deslizantes ya en el primer siglo después de Cristo.
Con el tiempo, estas puertas se hicieron populares en Gran Bretaña entre finales de 1800 y principios de 1900, especialmente en casas de estilo victoriano, y se colocaron dentro de los salones. Las puertas se movían suspendidas del suelo y enganchadas a una pista en la parte superior, o seguían una guía en el suelo.
En Japón ya se utilizaban
Con el nombre de fusuma, las puertas correderas llevan cientos de años en la cultura japonesa.
Fusuma son las puertas hechas de rectángulos opacos verticales y una estructura de madera reticulada, cubiertas de cartón y una capa de papel colocado en ambos lados. También hay un borde lacado negro y una abrazadera circular para deslizar el panel con los dedos.
Estas puertas se deslizan de lado a lado para redefinir los espacios y la estructura dentro de una habitación, o actuar como cerraduras de las puertas. Normalmente miden cerca de 0.9 metros de ancho y 1.8 metros de alto, según la altura media de la gente.
